jueves, 18 de septiembre de 2008

AGRICULTURA ECOLÓGICA

Por: PS. Edilma Sandoval
Centro de Gestión Industrial
SENA

La alta incidencia en nuestra vida diaria de enfermedades de origen no determinado en forma plena como el cáncer, ha orientado los esfuerzos de los investigadores en diferentes frentes, uno de ellos es naturalmente el análisis de aquellos productos que consumimos a diario y en particular los de origen vegetal.

Una investigación no tan exhaustiva nos lleva a aspectos de muy alta preocupación como ver la calidad de aguas usadas para regadío, los abonos de origen químico utilizados o la cantidad a veces exagerada de insecticidas aplicadas para el control de plagas. Este último en particular nos deja la inquietud sobre si literalmente estamos comiendo “venenos”, todos estos elementos claramente nos indican que se requiere un cambio radical en los procedimientos de cultivo de vegetales.

Esto nos implica todo un proceso que inicia desde escoger semillas de buena calidad, en algunos casos desarrolladas para este tipo de cultivos.
El preparar en forma adecuada el terreno donde se va a cultivar, lo que incluye la erradicación de malezas, donde a veces se utilizan sustancias tan nocivas como el “roundap” que dejan efectos residuales en los terrenos y que de alguna forma u otra pueden terminar en el producto cultivado.
Luego vienen los procesos de cultivo y germinación de las semillas, en los cuales se deben utilizar abonos de origen natural y reducir a las mínimas proporciones los requerimientos de adicionar químicos, respecto a nutrientes se trata de utilizar otros productos de origen natural desarrollados en forma planificada para tal fin.
Los controles de plagas que actualmente se realizan en una forma tan agresiva, que hasta se hace creíble la anécdota del productor de tomates que prefiere no comer sus productos pues ya sabe que tienen incorporado. Al respecto se analizan la principales plagas y se busca determinar que otros productos de origen vegetal las pueden combatir, por ejemplo algunas de ellas se pueden controlar con mezclas que contienen ají.
Para las funciones de regadío se debe utilizar agua de alta calidad, distribuida de una forma uniforme y controlada, de hecho su uso en este tipo de cultivos tiene la gran ventaja que se puede devolver al medio ambiente en una condición muy similar a la que se recibió.
Una vez se tengan los productos finales se debe proceder a su recolección en condiciones de aseo y adecuado tratamiento, la limpieza y el lavado de los productos se debe realizar igual con agua de alta calidad, se debe proceder a un empaque de forma que se asegure mantener su limpieza, preservar su frescura y permitir su manipulación con el menor daño posible.
Los residuos de los procesos de producción deben ser administrados de una forma que no causen daño al entorno.
Todo estos procedimientos implican naturalmente unos costos extras que finalmente deben ser trasladados al consumidor, pero desde que respondan a criterios de calidad y racionalidad van a ser asumidos con conciencia y satisfacción.
Fotografia: www.cinet.org.co